miércoles, 24 de octubre de 2018

Palabras

—Se oyen gritos —leí de sus labios.
Se asomó al siguiente vagón sin levantarse del asiento. Varios pasajeros alarmados por alguna razón que desconocía hicieron lo mismo.
«¡Viene corriendo sin que nadie pueda detenerle!», gritó con tal fuerza que pude escucharla aún llevando la música a todo volumen. Hasta ese momento no me había enterado de nada, pero percibí el miedo en los que me rodeaban. Al incorporarme para ver qué pasaba, choqué con el corredor que se volvió para mirarme. Sus ojos eran totalmente blancos, no tenía pupilas ni iris. Un escalofrío recorrió mi cuerpo.
 —¡Es el ladrón de…!

lunes, 24 de septiembre de 2018

Con letra bien pequeña...

―Toma, es para ti.
Cogí el cuaderno con ambas manos. No tenía nada de especial, solo era un cuaderno de hojas inmaculadas, sin rayas, cuadros ni marca de agua. Nada.
―¿Para qué lo quiero?
―Morirás dentro de poco. Despídete de todos y cada uno de tus seres queridos.
Desperté sobresaltada por el susto. Todo había sido una pesadilla. 
Al día siguiente escogí al azar de entre todas las novelas de mi librería 1984. Quien la haya leído entenderá porqué a día de hoy escribo una carta diaria, sin prisa, con letra bien pequeña, pensando cuidadosamente cada una de mis palabras.

martes, 17 de abril de 2018

El miedo exige

El miedo exige silencio. Las voces en mi cabeza susurran, sospecho que sospechan que se aproxima el cambio.

El miedo exige oscuridad. Cerrar los ojos, sentada en el suelo. El frío consuela y aturde los alborotados sentimientos.

El miedo exige prudencia. Las palabras esperan expectantes a ser las elegidas lidiando batallas con el silencio.

El miedo fluye, se expande, me abraza. Solo queda esperar la respuesta antes de que sea tarde, antes de que me engulla y me convierta en miedo y me exija demasiado a mí misma.