―Los dos muchachos se acercaron a ella, se colocaron uno a cada
lado. El más joven sacó una navaja y le preguntó: «¿La bolsa o
la vida?». La mujer dejó escapar un leve suspiro, se colocó el
pelo y se abrió la chaqueta. Los chicos se miraron extrañados. El
del arma, nervioso, volvió a preguntarle: «Venga, vieja, decide
ya». Ella se despidió mirando hacia la bolsa y dijo decidida: «La
vida» ―narró el testigo al agente.
―¿Está seguro?
Lo que no sabían es que en la bolsa llevaba una cajita de lata y
en ella, las cenizas de su marido.
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