miércoles, 21 de marzo de 2012

Los lamentos de la Alhambra

Cuenta la leyenda que cuando Boabdil, el último rey de Granada, salió de la ciudad hacia su exilio en las Alpujarras, volvió la cabeza y lloró mientras escuchaba a su madre, la sultana Aixa, pronunciar las siguientes palabras: «Llora como una mujer lo que no supiste defender como un hombre».
Pero lo que pocos saben es que el triste destino de las concubinas del rey fue lo que dio origen al lamento de los gatos... Aquellas mujeres, nacidas y amadas en la Alhambra, se negaron a abandonar la ciudad palatina. Ante tal negativa, la reina Morayma, temerosa de que se incumplieran las capitulaciones firmadas con los cristianos, lanzó un encantamiento convirtiéndolas en gato con la firme promesa de que recuperarían su forma humana cuando Granada volviera a pertenecer a la dinastía nazarí. Desde entonces, cada noche las amantes del rey Boabdil lloran su marcha en largos lamentos felinos.


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