domingo, 13 de enero de 2008

Cierra los ojos, y respira profundamente durante unos segundos.
Relaja el cuerpo y la mente, no pienses en nada.
Respira...
¿Me oyes ronronear?
Es mi corazón que late fuerte por ti...

A pesar de la tristeza

Permanece, vive en mí. La tristeza parece haberse quedado definitivamente a mi lado, más aún desde que te fuiste. Hay momentos en los que me pregunto porqué sigo aquí, esperándote si sé que en el fondo nunca volverás...
Mi rutina diaria enloquece lo poco que queda de mi cordura, la engaña para llevársela a lo obscuro, para convencerla de que no hay nada fuera, nada distinto en este mundo que sólo mastica grises, que sólo deja hueco a los vencedores y olvida a los vencidos.
Me arrancaste el corazón del pecho con tu último adiós y con paciencia fui recogiendo cada trocito, reconstruyéndolo y lo guardé en el cajón de mis recuerdos, porque... soy tan tonta que si volvieras volvería a entregártelo sin condiciones, te lo daría todo, inventaría palabras nuevas para decirte cuánto te amé y te sigo amando, a pesar de los silencios, a pesar de esta soledad, a pesar de la tristeza.

viernes, 4 de enero de 2008

Sin vida

Para estar así no vuelvas, no quiero tenerte más a mi lado.
No soporto tus ausencias, tus silencios, tus pausas.
No aguanto tu vagancia, tu desidia, tu abandono.
Ya no espero nada tuyo, ni miradas ni palabras dulces,
sólo esta insoportable espera que está acabando con mi respiración,
que me deja sin aire, sin vida.

miércoles, 2 de enero de 2008

La tristeza

Me acecha la tristeza, no deja sitio a ningún otro sentimiento que quiera aflorar, de hecho hace ya mucho que no sé sentir otra cosa que no sea frío en el alma y silencio en el corazón, porque eso es para mí la tristeza, frío y silencio...
Incluso diría que con el único que entabla amistad es con ese demonio con el que convivo ya algunos años, el dolor que me atormenta demasiado a menudo, ese que escupe agujas desde dentro de mi cabeza y que las hace estrellarse sin salir nunca.
Mis pensamientos temen levantar la voz, creo que la confianza prefirió dormir hasta mi último estertor.
No pienso nada, sólo escucho soplar el viento frío que se acerca dejando caer con una inventada tibieza la manta de frío y silencio que una vez más tapará mi cama, abrigará mi vida...